(.....)me gustaría cerrar ampliando una idea que no fundamenté
debidamente y que, casualmente, utilicé en mi primera respuesta y en la última: “tender
puentes”.
Hemos visto, incluso en detalles, que el movimiento anarquista está atravesando un
nuevo período de despertar y en el mismo hemos localizado algunas de sus fortalezas y
debilidades. Entre éstas últimas pienso que habría que destacar una que me parece
esencial y es que el movimiento estaría resignándose a vivir en un estado de
irremediable centrifugación. Carecemos, como se ha dicho, de un modelo común de
organización y acción y eso ha dado lugar a una fuerte dispersión cuando no a rencillas
inexplicables y fratricidas. Creo que esto obedece a la superposición de corrientes y
concepciones que no siempre reconocen la pertinencia de las demás y en ocasiones
trasladan las diferencias teórico-ideológicas y político-prácticas, equivocadamente, al
terreno de los cuestionamientos éticos. Es esta situación la que no debería prolongarse
un minuto más y ser sustituída por un clima de respeto, de reconocimiento y de
discusión real de las alternativas existentes.
El momento es fermental pero también conlleva una buena carga de confusión. Todavía
son muchos los cambios que debemos procesar y no parece inmediatamente posible que
haya entendimientos que den lugar a federaciones totalmente incluyentes de alcance
nacional. Pero sí es inmediatamente posible la aceptación recíproca de unos y de otros y
la admisión de que el actual diagrama del movimiento es de por sí el anuncio de algo
nuevo. Los anarquistas no podemos ser rehenes de nuestro pasado porque nuestra
orientación básica no puede sino dirigirse hacia el futuro. Y tender puentes hacia el
futuro exige que tendamos puentes entre nosotros y que desarrollemos nuestra
conciencia y nuestra vocación movimientista, aquí y ahora,recuperando en el contexto
y en la práctica de las redes el imprescindible ejercicio de la solidaridad.
Rafa.
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