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sábado, 30 de mayo de 2015

De Andrés Núñez Leites

Disciplina y control: sentido del golpe político a la enseñanza

16.02.2015 21:26

Consumismo*
1. Un ambiente golpista
 
Hace algunos meses decía que se preparaba un golpe político a la enseñanza pública en el Uruguay, y cuando menciono a este país lo hago en un sentido casi anecdótico o de análisis de caso, porque en realidad la tendencia reformista tanto en lo curricular como en lo que hace al gobierno de la enseñanza, es una tendencia mundial, auspiciada, como es sabido, por las instituciones referidas al fomento de la cultura y la educación de Naciones Unidas, que a su vez reaccionan de modo complaciente a los reclamos de los think tank corporativos internacionales. El golpe político abreva además en tres fuentes de legitimidad internas del país: una opinión pública pre-construida por los medios masivos de difusión, que interpreta la situación educativa como de una crisis que requiere reformas urgentes y profundas, y malos resultados educativos del Uruguay en evaluaciones internacionales, son dos de ellas. Esta última es atribuible a diversas variables (sin entrar a cuestionar aspectos técnicos de los instrumentos de medición internacional, que utilizan por ejemplo criterios de inferencia estadística muy débiles y una lógica interna auto-referencial), sobre todo económicas, como la precarización del empleo, la pobreza crónica, la desnutrición, la inestabilidad de los vínculos familiares -es decir, la pérdida de andamiaje familiar de los estudiantes- y también culturales, tales como la reducción del margen de atención, la reducción de las cadenas significantes escritas y el deterioro de la comunicación escrita en favor de la imagen, el inmediatismo del habitus consumista, deterioro de la percepción pública del valor de la escuela y de los docentes, y otras propias del sistema educativo, algunas de las cuales son las únicas que el discurso reformista menciona: "retraso" curricular, propuestas pedagógicas poco atractivas para los deseos de los estudiantes, mala formación docente, ausentismo docente, y otras que oportunamente ignora: avance de la pedagogía de las competencias y la resolución de problemas -con la consiguiente pérdida de la lógica interna de los saberes-, estrés docente por sobrecarga de trabajo y sometimiento a condiciones sociales difíciles, permisividad en la evaluación y la consiguiente percepción de la posibilidad cierta de pasaje automático y sin esfuerzo por los diversos grados. Una tercer fuente de legitimidad para el golpe es la unanimidad o casi unanimidad de los partidos políticos mayores, detrás de la idea de la reforma.
 

2. El golpe
 
¿En qué consistirá el golpe? Desde el punto de vista político, en una drástica reducción de la ya escasa autonomía del sistema educativo respecto del sistema político en sentido restringido. A su vez, en la medida que el pos-neoliberalismo ha puesto a los partidos políticos en posición de operadores políticos de las corporaciones económicas, esto implica que el verdadero objetivo del golpe político a la enseñanza es el control directo del trabajo pedagógico desde la lógica de los operadores económicos. Se trata de adecuar al sistema de educación pública a las necesidades de las empresas líderes del mercado, algo que ha sido proclamado tanto por los partidos de derecha como por la izquierda gobernante en términos de "educación para el trabajo" y "formación de competencias técnicas." Desde el punto de vista de al gestión administrativa de sistema de enseñanza, se trata de asimilarlo al de las empresas pos-industriales, con pagos diferenciados por productividad, focalización en nichos de mercado, diversificación de carreras, precarización de los contratos laborales, autonomización relativa (en términos de objetivos concretos de producción, no de autogobierno) de los centros productivos (escuelas), coparticipación de las empresas privadas (en régimen de sponsors o donantes con exoneración impositiva, en los casos de instituciones privadas subsidiadas estatalmente), sometimiento a un régimen de competencia dentro de un ranking de productividad, etc. Desde el punto de vista pedagógico, se vuelve a insistir en el discurso de la pedagogía neoliberal de los 1990s: desarrollo de competencias en lugar de aprendizaje de contenidos, redes conceptuales en lugar de sistemas deductivos, resolución de problemas en lugar de aprendizaje de discursos teóricos, personalización de los aprendizajes, devaluación de las humanidades en favor del aprendizaje técnico.
 

3. El sentido del golpe
 
Diré mi idea directamente: no se trata de revertir los malos resultados en términos de aprendizajes de los estudiantes. Ello no es más que una excusa, o mejor dicho, una oportunidad para emprender una reforma que en realidad apunta a reconfigurar las subjetividades de la población en un sentido más armónico con el estado actual del capitalismo de consumo.
 
El sistema educativo está viviendo una transformación análoga a la que vive el sistema social en general: un pasaje desde una modalidad de circulación del poder disciplinante hacia una modalidad de "sociedad de control". Si el poder disciplinante es el signo del capitalismo industrial y genera una subjetividad del esfuerzo sostenido, del placer diferido tras grandes logros vitales en la carrera profesional personal, el poder como control lo es del capitalismo pos-industrial y el imperio del capital financiero, y genera a su vez una subjetividad consumista cuyo zenit es el consumo y la satisfacción inmediata de un deseo pre-configurado markéticamente. Mientras el disciplinamiento opera por la inmersión de los individuos en dispositivos panópticos, donde un vigilante de la productividad observa a muchos desde un punto opaco, la torre de vigilancia, y esos muchos ajustan su conducta ante la posibilidad de ser observados y corregidos, la sociedad de control opera en sentido sinóptico, a través de teatros morales (típicamente en los medios de difusión masiva y redes sociales) donde muchos observan a unos pocos sujetos modélicos y ajustan su conducta de acuerdo a lo que es deseable en términos markéticos (detrás de la aceptación social y sus beneficios). Se trata, sobre todo, de seducir. No desaparece la disciplina, pero el control se le superpone y asume el sentido central como modalidad de circulación del poder. De ahí que se generen contradicciones para las personas, tales como el deseo de "progresar" a través de las "carreras" y el deseo de consumir inmediatamente mercancías. Para las instituciones educativas ya no se trata de producir productores en serie, a su vez ciudadanos imbuídos por una ideología republicana portadora del mito del Estado, sino de "facilitar recorridos de aprendizaje personalizados", es decir, proveer algunos conocimientos muy básicos y socializar en el respeto de las normas (la disciplina no desaparece) pero teniendo como eje la autoconstrucción del trabajador como mercancía apetecible por los empleadores. Así hacen sentido cambios que, a distintas velocidades y con distintas ingenierías institucionales, se han venido promoviendo desde los niveles de eduación inicial hasta terciaria: educación técnica, desarrollo de competencias para la resolución de problemas concretos, personalización de las carreras, imbricación de la escuela y el "contexto" (codificado como contexto empresarial), entre otros.
 
El sentido principal de las reformas es formar consumidores. Y ser consumidor va más allá de la compra de mercancías, se trata de un "estar en el mundo" desde la perspectiva del consumo. Ésto implica percibir el mundo como desde la óptica del lucro y ser capaces de administrar recursos resolviendo problemas, buscando información, siendo competentes en la comunicación y flexibles para adaptarnos a diversas funciones dentro de un esquema productivo. Por ello la nueva panacea que hace soñar a nuestros políticos es la enseñanza técnica: se trata de tener herramientas cognitivas y materiales para modificar lo real pero en un sentido productivo y con miras muy cortas, tanto que no se pueda preguntar por el sentido de lo real y por lo real mismo, su historia, su poética. La ridiculización de la filosofía y la literatura es indicadora de una voluntad de poder a la vez que de una operación sistémica. 
 

 
* Imagen: «Fredmeyer edit 1» por Original: lyzadangerDerivative work: Diliff - http://www.flickr.com/photos/lyza/49545547. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 2.0 vía Wikimedia Commons.




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