Isaac Puente: nuestro más ilustre desaparecido
Este médico anarquista de Maeztu lleva 79 años en alguna cuneta tras ser fusilado. No es el único. Aún existen fosas comunes sin investigar en Álava y en territorios próximos.
Le han puesto calle a Isaac Puente en los nuevos barrios del Este. Vitoria fija su nombre al de la ciudad y rescata del olvido a un gran hombre, un pensador, un salvavidas, un médico. Pero seguimos con una asignatura pendiente: buscar sus restos en alguna cuneta. Isaac Puente es el más ilustre de los desaparecidos en Álava en la Guerra Civil al que no se puede hacer el último homenaje debido. Se han cumplido 79 años. No es el único. Aun existen fosas comunes sin investigar en Álava y en territorios próximos. Los historiadores barajan actualmente para Álava una cifra entre 200 y 350 fusilados por el régimen franquista durante el conflicto bélico y en los siguientes años. Una cifra que coloca al territorio en la cola de la represión, pero que no deja de ser apabullante.
Isaac Puente Amestoy nació el 3 de junio de 1896 en Las Carreras (pedanía de Abanto y Ciérvana) fue el tercero de seis hermanos. Su padre Lucas Puente García, nacido en Bustasur (Cantabria), fue oficial en el ejército carlista y al ser derrotado se exilió en 1876 a Francia. La madre, Josefa Amestoy Hermoso de Mendoza, era natural de Lanciego. Cuando Isaac contaba 15 años la familia se trasladó a Vitoria donde ejercieron de farmacéuticos en la farmacia de la Cuesta de San Francisco, que todavía existe, tanto su padre (Lucas) como su hermano mayor (Federico).
Isaac Puente estudió como alumno externo los cuatro primeros años de bachillerato en el colegio de los Jesuitas de Orduña residiendo en casa de su padrino, el notario Isaac Uriarte. Finalizó los dos años de bachiller en el Instituto de Vitoria. En 1913 estudió primero de medicina en Santiago de Compostela, finalizando la carrera en 1918 en Valladolid. Tras realizar el servicio militar, empezó a ejercer como médico rural en Cirueña (La Rioja) obteniendo en 1919 la plaza de médico titular del partido de Maestu, con sus 20 pueblos de la Montaña Alavesa, donde ejerció 17 años, el resto de su vida. El 12 de mayo de 1919 casó con Luisa García de Andoin, con la que tuvo dos hijas, Emeria y Araceli.
Desde 1930 se desarrolló su mayor actividad política al ser nombrado diputado provincial de Álava, por ser elegido representante del Colegio de Médicos de Álava. Fue detenido y encarcelado en tres ocasiones: en Maestu (el 16 de abril de 1932) durante un mes, en Zaragoza (el 16 de diciembre de 1933) durante 5 meses, y en su casa de Maeztu (el 28 de julio de 1936) siendo fusilado el 1 de septiembre de 1936.
Defendía puntos de vista maltusianos y naturistas y era un defensor de la eugenesia -desde un punto de vista de aumento de la higiene, el fin de la prostitución y estaba a favor del feminismo. Colaboró en prensa como divulgador de cuestiones de salud y sexualidad en revistas como Iniciales, Generación Consciente o Estudios con el seudónimo Un médico rural. Su panfleto más conocido e influyente fue El comunismo libertario, publicado en 1933, que inspiró la resolución final del congreso de Zaragoza de la CNT en mayo de 1936.
Personaje de gran influencia en su tiempo, sobre todo en los círculos anarquistas y médicos, su asesinato fue condenado por múltiples personalidades de la época. En Maestu se le recuerda con un gran cariño por la humanidad con la que ejerció de médico. Dio nombre al batallón Isaac Puente, formado en septiembre de 1936, siendo el batallón nº 3 de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y nº 11 del Eusko Gudarostea.
Cerca de Pancorbo
Los restos del cuerpo del médico de Maeztu siguen tirados en alguna fosa común próxima a Pancorbo. O al menos esa es la hipótesis más probable sobre su paradero. Los intentos de la familia por encontrar su rastro han sido infructuosos. Se llegaron a exhumar restos de un fusilado en Pangua (Treviño) que podía ser él. Pero el ADN se encargó de frustrar esa esperanza en 2005.
Impresionado por la figura de este médico rural, que teorizó sobre la salud y el naturismo adelantándose a su tiempo, el vecino de Maeztu , Francisco Fernández de Mendiola, escribió la biografía más completa sobre Puente.«Desde que tengo uso de razón he oído hablar en mi casa de este hombre que fue médico del pueblo y de la Montaña Alavesa entre 1919 y 1936. Y me fascinó. Todavía hay ancianos que le recuerdan como un gran médico, entrañable y cercano, que hacía curaciones asombrosas y que siempre estaba al lado de los más desprotegidos. Pero de su faceta divulgativa y política se conocía muy poco. Porque aquí sólo era ¡el médico!».
Sin embargo, su compromiso con el anarquismo sí era conocido por los generales sublevados contra la República. Su muerte en septiembre de 1936 está ligada a la llegada a Vitoria de Millán Astray, el general fundador de la Legión que fue encargado de la propaganda franquista y que pasó también por Maestu dejando una huella imborrable.
Hay una frase recogida en el libro por Fernández de Mendiola que resume las dos grandes preocupaciones del intelectual. «La salud como la libertad, ha de conseguirla cada cual». En realidad fue un pionero del naturismo que se oponía al concepto de medicalización de la vida, y prefería la prevención frente al uso de fármacos. «También fue un precursor y defensor del aborto terapéutico y estableció una consulta gratuita para los trabajadores desde su casa». Llegó a ser diputado dentro de la institución foral alavesa, pero su figura se agranda dentro del anarquismo ibérico. Se le considera uno de los autores más influyentes durante los años de la Segunda República a causa de su conocido folleto «El comunismo libertario», que inspiró la resolución final del congreso de Zaragoza de la CNT en mayo de 1936.
El libro de Fernández de Mendiola, editado por Txalaparta, está dividido en seis capítulos. El primero recoge los aspectos biográficos de su vida, su paso por la junta del colegio oficial de médicos de Álava, su breve estancia en la Diputación y sus problemas con la legalidad republicana que lo llevaron a ser encarcelado hasta en cinco ocasiones. El segundo capítulo analiza el entorno local, su compromiso con los jóvenes de Maeztu, algunos de los cuáles murieron como él. Antonio Rivera expone en el tercero su visión sobre el papel teórico jugado por Puente en la formulación de una vía revolucionaria de los anarquistas. El cuarto capítulo es otra colaboración del facultativo José Vicente Martí, que estudia las aportaciones de Puente a la medicina y a la salud.
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