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domingo, 28 de junio de 2015



Albert Camus: Rebeldía y romanticismo (1952)



Albert Camus: Rebeldía y romanticismo (1952)

Transcripción: @rebeldealegre  
Transcripción desde el libro «Albert Camus. Si relación con los anarquistas y su crítica libertaria de la violencia» de Lou Marin, publicado por Editorial Eleuterio. Carta fechada en mayo de 1952. Carta al Libertaire en respuesta a una serie de artículos de Gastón Leval, publicados en este periódico. Esta versión fue publicada originalmente en: Albert Camus, La sangre de la libertad. Traducción de Fernando Gómez. Buenos Aires: Americalee, 1958. Pp. 118-122.

* Debe tomarse en cuenta que a la fecha de este intercambio escrito aún no se conocía la carta, descubierta en 1963, de Bakunin a Nechayev donde queda de manifiesto que el «Catequismo Revolucionario» — que contiene el carácter nihilista aludido en el texto de Camus —, es obra de Nechayev y una manipulación de éste en su relación con Bakunin. Se recomienda también la lectura del texto de Frank Mintz, «Bakunin y sus persistentes calumniadores».



Señor redactor en jefe:

Puesto que usted me propone que responda a los artículos de Gastón Leval, lo haré tan brevemente como me sea posible. Además, la conclusión del estudio de Leval me da deseo de hacerlo; deseo que su comienzo me había quitado. Mas lo haré sin intención de polemizar. Alabo por entero las intenciones de Leval y le doy la razón en torno a varios puntos. Si a su vez quiere él hacer favor de examinar mis argumentos sin criterio preconcebido, comprenderá que yo pueda decir que, globalmente, estoy de acuerdo con el fondo de sus artículos. En resumen, más que contradecirme me ha instruido.

Notará usted que mi pasaje ocupa cuatro páginas y media de un libro que tiene cerca de cuatrocientas. Es tanto como decir que no se me podía atribuir la intención de escribir un estudio completo sobre Bakunin, sino sólo de formar en él, como en tantos otros, una referencia al razonamiento que yo proseguía. Mi propósito en El Hombre Rebelde ha sido constante: estudiar una contradicción propia del pensamiento rebelde y tratar de superarla. Por lo que concierne a Bakunin, sólo he mostrado en él los indicios de esa contradicción, como lo he hecho a lo largo de mi obra con los más diversos pensadores. Todo reside, pues, en saber si esa contradicción puede hallarse en Bakunin. Yo sostengo que sí. Leval puede pensar que no he hecho resaltar suficientemente el aspecto positivo del pensamiento bakuninista (aunque deba él notar, para mejor comprenderlo, que ha necesitado no menos de cincuenta páginas para no dar más que un corto número de precisiones sobre el tema). Al menos, jamás ha pensado en negar que los textos propiamente nihilistas e inmoralistas existen. El que se hallen al comienzo o mitad de la vida de Bakunin, sólo prueba que se trata de una tentación constante en nuestro autor. Y no creo que pueda decirse, como lo hace Leval, que esos pensamientos hayan tenido sólo un destino libertario. Tengo por segura la filiación de Netchaiev al bolchevismo, al igual que la colaboración de Bakunin y Netchaiev, que Leval además no niega. Mas eso no significa en modo alguno, y debo aquí protestar contra la interpretación de Leval, que yo presente a Bakunin como uno de los padres del comunismo ruso. Al contrario, dos veces en cuatro páginas, y claramente, he dicho que Bakunin se había opuesto siempre al socialismo autoritario. Sólo he señalado los hechos de que hablo, para subrayar una vez más la nostalgia nihilista propia de toda conciencia rebelde. Por ello apruebo por entero a Gastón Leval cuando me cita extensamente los pensamientos positivos y fecundos de Bakunin: es éste uno de los dos o tres hombres que la rebeldía puede oponer a Marx en el siglo XIX. Mas estimo que, con esas citas, Leval abunda en mi opinión al hacer más flagrante la contradicción que, como en los demás, me interesaba señalar en Bakunin.

Tratemos ahora de ir más lejos. El nihilismo que en Bakunin y otros puede advertirse, ha tenido una utilidad pasajera. Mas hoy, y vosotros los libertarios de 1950 lo sabéis bien, no podemos pasar sin valores positivos. ¿Dónde hallarlos? La moral burguesa nos indigna con su hipocresía y su mediocre crueldad. El cinismo político que reina en gran parte del movimiento revolucionario nos repugna. En cuanto a la llamada izquierda independiente, en realidad fascinada por la fuerza del comunismo y atascada en un marxismo avergonzado de sí mismo, ya ha dimitido. Debemos, pues, hallar en nosotros mismos, en el centro de nuestra experiencia, es decir, al interior del pensamiento rebelde, los valores que necesitamos. Si no los hallamos, el mundo se hundirá, y quizá sea justo que así ocurra, mas nosotros nos hundiremos con él, y esto sería infame. No nos queda, pues, más recurso que estudiar la contradicción en que se ha debatido el pensamiento rebelde, entre el nihilismo y la aspiración a un orden vivo, y superarla en lo que de positivo tiene. Si he acentuado con tanta insistencia el aspecto negativo de ese pensamiento, sólo ha sido en la esperanza de que podríamos curarnos de él, aunque guardando el buen lado de la enfermedad.

Ahora se comprenderá que, en lo que concierne a Bakunin, me haya sentido inclinado por poner un acento grave sobre sus declaraciones nihilistas. No es que me haya faltado admiración para ese prodigioso personaje. Tan poco carecería de ella que la conclusión de mi libro se refiere expresamente a las federaciones francesa, jurásica y española de la I Internacional, que eran en parte bakuninistas. Tan poco carezco de ella, que estoy persuadido de que su pensamiento puede útilmente fecundar un pensamiento libertario renovado y encarnarse, desde ahora, en un movimiento del que los militantes de la CNT y del sindicalismo libre, en Francia y en Italia, atestiguan a la vez la permanencia y el vigor.

Mas a causa de este porvenir de incalculable importancia y porque Bakunin continúa tan vivo en mí como en nuestro tiempo, no he dudado en poner en primer plano los prejuicios nihilistas que con su época compartía. Parece, pues, pese a Leval, que con tal actitud he favorecido a la corriente de pensamiento de que Bakunin es el representante máximo. Ese infatigable revolucionario sabía que la verdadera reflexión progresa sin cesar y que muere con detenerse, ya sea en un sillón, una torre o una capilla. Sabía que sólo debemos guardar lo mejor de aquellos que nos precedieron. Y en efecto, la mejor manera de homenajearlos consiste en hacernos sus continuadores y no en consagrarlos: el marxismo pereció, a causa de la deificación de Marx. En mi opinión, el pensamiento libertario no corre ese peligro, pues que, efectivamente, posee una fecundidad pronta ya, a condición de apartarse sin equívoco de todo lo que, en él y hoy todavía, sigue amarrado a un romanticismo nihilista que no puede conducir a parte alguna. Verdad es que he criticado ese romanticismo, y continuaré criticándolo; pero con ello quise favorecer aquella fecundidad.

Sólo añadiré que lo he hecho con conocimiento de causa. La única frase de Leval que viniendo de un libertario corría el riesgo de serme amarga, es aquella en que escribe que me erijo en censor de todos. Sin embargo, si El Hombre Rebelde juzga a alguien es en primer lugar a su autor. Todos aquellos para quienes los temas agitados en este libro no son sólo pura retórica, han comprendido que analizaba una contradicción que fue esencialmente mía. Los pensamientos de que hablo me han nutrido y he querido continuarlos librándolos de lo que en ellos les impedía a mi juicio avanzar. En efecto, no soy un filósofo y sólo puedo hablar de lo que he vivido. Y he vivido el nihilismo, la contradicción, la violencia y el vértigo de la destrucción. Mas, al propio tiempo, he saludado la facultad de crear y el honor de vivir. Nada me autoriza a juzgar despectivamente una época de la que soy enteramente solidario. La juzgo desde dentro, confundiéndome con ella. Pero conservo el derecho de decir, en adelante, lo que sobre mí y los demás sé, con la sola condición de no hacer nada por agravar la insoportable desventura del mundo, sin sólo para designar en los oscuros muros en que tanteamos, los lugares todavía invisibles en que podemos abrirnos paso. En verdad, tengo derecho a decir lo que sé y no dejaré de hacerlo. Sólo me intereso por el renacimiento.

La única pasión que anima al Hombre Rebelde es justamente la del renacimiento. En lo que les concierne, ustedes conservan el derecho de pensar, y decir, que he fracasado en mi propósito y que, en particular, no he favorecido al pensamiento libertario, del que sin embargo creo que la sociedad del mañana no podrá prescindir. Tengo sin embargo la certidumbre de que se reconocerá, cuando todo el inútil ruido que se hace en torno al libro se haya apagado, que ha contribuido, a pesar de sus defectos, a dar mayor eficacia a ese pensamiento y a afirmar la esperanza, y las probabilidades, de los últimos hombres libres.


P.S. En lo que concierne a la ciencia, doy razón a Leval. No es exactamente contra la ciencia que Bakunin se alzaba con mucha perspicacia, sino contra el gobierno de los sabios. Debí añadir este matiz apreciable y lo haré en la próxima edición.


http://rebeldealegre.blogspot.com/2015/06/albert-camus-rebeldia-y-romanticismo.html

>> Todos los Viernes / Puesto de propaganda anárquica en el callejón de la universidad.


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En el puesto de propaganda anárquica podes encontrar: libros, folletos, periódicos e información sobre actividades. Arrimáte, estamos todos los Viernes de 15:30 hs. a 19:00 hs. En el callejón de la universidad, 18 de Julio y Tristan Narvaja.
  Nuevo material disponible:
  Mauri, la ofensiva no te olvida – Folleto, nueva edición.
  Desobediencia civil y otros textos, Henry David Thoreau.
  Homenaje a Cataluña, George Orwell.
  Periódico Anarquía nº25.
  Tierra y Tempestad nº20.
  Que se ilumine la noche, Gustavo Rodríguez.
  Macul con Grecia – Fuego en las manos contra toda autoridad, varios
autores.
  Los esperamos.
  Grupo Puesto Callejón.
♪♬...Declaran la huelga,
hay hambre en las casas,
es mucho el trabajo
y poco el jornal;
y en ese entrevero
de lucha sangrienta,
se venga de un hombre
la Ley Patronal.
Los viejos no saben
que lo condenaron,
pues miente, piadosa,
su pobre mujer.
Quizás un milagro
le lleve el indulto
y vuelva en su casa
la dicha de ayer... ♪♬
(del muro de Damián Alejandro)

DIFERENCIAR ENTRE “DEPORTE ESPECTÁCULO Y DEPORTE PRÁCTICA”

Diferenciar entre “deporte espectáculo y deporte práctica”
–> Deporte espectáculo
El primero es un deporte de élite, con un mercado y un negocio respaldándolo y que le dan sentido de ser, su práctica llega a ser en la mayoría de las ocasiones peligrosa para la salud; cualquier deporte de élite lo acaba siendo, porque somete al organismo a esfuerzos extremos durante tiempos prolongados, dependiendo de la carrera del deportista; en el caso del fútbol el esfuerzo no es tan notable como en otras disciplinas pero el riesgo es importante (véanse el gran número de lesiones, por ejemplo que atacaron a la plantilla del FC Barcelona en la etapa del entrenador Rikjaard por una mala práctica en el entrenamiento muscular) y por ello no se puede hablar de actividad saludable, para entendernos a lo largo del artículo haremos mención a éste como deporte espectáculo.
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Sabemos del origen burgués del deporte moderno (dentro del cual se encuentran la mayoría de deportes por equipos; balonmano, baloncesto, fútbol…), que surge como un ocio para una clase explotadora aburrida. Estos deportes suponen la regularización de juegos populares por parte de la clase burguesa; en el caso del fútbol, es la “adaptación de juegos populares medievales como el knappan (Reino Unido) o el solule (Francia) que se solían practicar por campesinos” (E. Dunning). La clase burguesa simplemente se dedicó a tomar esas prácticas para regularizarlas y “civilizarlas” (en muchas ocasiones las prácticas deportivas del campesinado conllevaban heridos graves o incluso muertos), en el caso del fútbol y la mayoría de deportes extendidos (rugby, tennis…) a primeros del siglo XIX
—>Deporte práctica
El segundo es un deporte más extendido, en general en formas jugadas, con importantes beneficios para la salud y la condición física de sus practicantes, y nos referiremos a él como actividad física.
Sabemos también que el deporte nace dentro de una sociedad de clases, estratificada e impregnada de luchas intestinas y por ello aparece como reflejo de esa lucha social. Pero también queremos hacer notar que no existe incoherencia entre el deporte y las ideas anarquistas

https://laanarquia.wordpress.com/2015/06/24/diferenciar-entre-deporte-espectaculo-y-deporte-practica/

"El secuestro"

"El secuestro"
Vivimos el mayor secuestro de nuestra historia.
Cada vez somos más los cautivos y cada vez es más pequeño el zulo donde nos hacinamos.
Amontonados, sin luz y sin comida respiramos a duras penas. La mordaza nos quita la voz y el aire, los grilletes no nos dejan movernos.
Lo dramático es que somos nosotros los que elegimos a los secuestradores, les damos un salario y les renovamos el contrato cada cuatro años.
SI reparten unos mendrugos decimos que son piadosos, si nos devuelven algunas monedas, decimos que son socialistas, si nos dan trabajos precarios afirmamos que son de izquierdas y si consiguen alguna casa entonces les decimos que son revolucionarios “radicales”.
A veces cambiamos a los carceleros, elegimos otros quizá con aire más fresco, quizá con cara de poli bueno y nos quedamos esperando que oreen nuestro cautiverio.
Pero estamos secuestrados y no podemos movernos.
Tenemos secuestrada la justicia, la palabra, las letras, la salud.
Tenemos secuestrada la memoria, el futuro, la libertad y la esperanza.
Tenemos secuestrada la conciencia porque ni siquiera nos damos cuenta de la poca humanidad que nos va quedando, de la poca dignidad que nos va quedando, de la poca ira que nos va quedando.
Y así las cosas, amontonados en este zulo enorme, seguimos creyendo el espejismo que nuestros secuestradores nos van narrando.
Es el síndrome de Estocolmo de todo un Estado, estamos convencidos de que los mismos que nos aprisionaron vendrán a rescatarnos.
SILVIA DELGADO (española, hablando de España, pero hablando del mundo)

La Bakuninhütte, un refugio libertario

"Cuando el viajero camina por el bosque en dirección Este desde Meiningen, ciudad de Turingia, encuentra un refugio sobre un altiplano libre: la Bakuninhütte (…) un refugio libertario", escribe en verano de 1931 Hermann George en el semanario anarcosindicalista Der Syndikalist. La Bakuninhütte (refugio de Bakunin) es un edificio, construido por los anarquistas alemanes en los años veinte, que atraviesa la historia de cuatro Alemanias (República de Weimar, Tercer Reich, República Democrática y, finalmente, la Alemania reunificada) para llegar a nuestros días.
Cómo comenzó todo
Meiningen es una pequeña ciudad a un centenar de kilómetros al sudoeste de Erfurt, en el corazón de Alemania. En 1919 algunos militantes, la mayoría jóvenes, deciden fundar un grupo que se adhiere a la Freie Arbeiter Union Deutschlands (FAUD, Unión Libre de Trabajadores Alemanes), una organización anarcosindicalista que en pocos meses llega a contar con casi doscientos activistas.
En 1920 el grupo FAUD de Meiningen proyecta adquirir un terreno para cultivarlo, con el fin de aliviar el dogal de la crisis económica que atenaza a Alemania tras la guerra. El mismo año se compran, por 21.000 marcos, 6.400 metros cuadrados de tierra situados a tres cuartos de hora a pie de Meiningen, sobre el Hohe Maas, un altiplano de cerca de 500 metros de altura rodeado de bosques. Al lado de los cultivos de patatas y verduras, el terreno es utilizado por los anarcosindicalistas locales para las acampadas de fin de semana con sus familias. Dos tipos de uso que comportan un problema común: la lluvia. El grupo construye entonces un pequeño cobertizo provisional. Gracias al trabajo colectivo, la construcción se transforma con el paso de los meses en un refugio cada vez más sólido, en cuyo interior es posible sentarse y cocinar.
En 1925, a causa de la estabilización de la economía, las actividades agrícolas ya no son necesarias, por lo que el pequeño edifico se afirma progresivamente como lugar de encuentro para los militantes anarcosindicalistas de la zona.
Nuestro Bakunin, nuestra Bakuninhütte
En julio de 1926, con ocasión del cincuentenario de su muerte, el edificio, convertido en un verdadero refugio, es dedicado a Bakunin: nace así la Bakuninhütte. Sobre la entrada figura la inscripción "Bakunin-Schutzhütte", y se coloca una lápida conmemorativa dedicada al revolucionario ruso, obra de los marmolistas anarquistas locales Otto Walz y su hijo Heini.
Al poco tiempo, el refugio es ampliado: se hace un comedor, un dormitorio, una cocina y una sala común. El material para la construcción, así como el agua, se transporta a hombros; para la iluminación nocturna se utilizan las lámparas de petróleo. Incluso el exterior de la Bakuninhütte se va arreglando progresivamente con caminos, parterres, bancos para sentarse bajo los árboles, setos y flores. Se colocan otras dos lápidas conmemorativas, una dedicada a Francisco Ferrer, otra a Sacco y Vanzetti. Max Baewert, activista anarquista de Meiningen, compone versos dedicados al refugio que se convierten en el lema de la Bakuninhütte:
"Libre tierra y libre refugio
libre espíritu y libre palabra
libres hombres, libre utilización
me atraen siempre hacia este lugar".
El artesano Franz Dressel construye dos columpios y un pequeño tiovivo para los niños. El bodeguero que lleva la cerveza proporciona también sillas y mesas de jardín. La Bakuninhütte está completamente autogestionada, nace y se desarrolla gracias a las aportaciones de quienes la viven: primero el grupo de Meiningen y después segmentos cada vez más amplios del movimiento anarquista de la época.
Con el cambio de situación económica, el proyecto cambia definitivamente. No se trata ya de una especie de colonia de trabajo que practica la agricultura para el autoabastecimiento sino de un refugio que se convierte en lugar de encuentro, de intercambio de ideas y de descanso. La Bakuninhütte es una encrucijada política y existencial, componente para nada secundaria en la experiencia de la militancia de la época. El refugio alberga tanto a jóvenes excursionistas de paso como a reuniones de grupos anarquistas, tanto a hombres como a mujeres, implicados en el movimiento libertario, que deciden pasar allí las vacaciones con la familia. Hay que recordar que, a causa de los contratos colectivos de la legislación político-económica de la República de Weimar, en estos años comienzan los primeros experimentos de fiestas y son reglamentados los horarios laborales y el descanso semanal.
Con el fin de dar una cobertura legal a las actividades del refugio, se crea en 1927 la Siedlungsverein "Gegenseitige Hilfe" e. v. (Sociedad de Alojamiento "Apoyo mutuo" sin fines de lucro), que se convierte en propietaria de la Bakuninhütte, si bien la gestión permanece en manos de la FAUD de Turingia. Los días 27 y 28 de mayo se celebra la inauguración del refugio. El año siguiente, en 19 y 20 de mayo de 1929, se celebra un nuevo encuentro regional. En febrero de 19130, el poeta anarquista Erich Müsham pasa por la Bakuninhütte, signo inequívoco de la popularidad del refugio a nivel nacional. En junio de 1930 tiene lugar el primer campamento nacional de la Syndikalistische Anarchistische Jugend Deutschland (SAJD, Juventud Sindicalista Anarquista Alemana).
El éxito de la Bakuninhütte es tal que en la segunda mitad de 1930 es necesario emprender trabajos para ampliar el edificio. Se lanza una campaña de autofinanciación a nivel nacional, apoyada particularmente por Der Syndicalist, a través de la adquisición de postales (Bakunin-Karten-Baufondskarten) a 10 pfennings. En ese tiempo, Fritz Scherer, encuadernador y apasionado de las excursiones, se convierte en el Hüttenward (guarda del refugio). Como tal, Fritz se encarga no solo de todo lo que necesita la Bakuninhütte y sus huéspedes, sino que también lleva el Hüttenbuch (libro del refugio), una especie de registro de los huéspedes en el que algunos de los que visitan el refugio consignan sus pensamientos.
En otoño de 1932 comienzan los trabajos de ampliación gracias al éxito de la campaña de financiación y a la colaboración de diversos albañiles procedentes de las ciudades vecinas. En 1933 Hitler alcanza el poder: la asociación que gestiona legalmente la Bakuninhütte es disuelta y los anarquistas pueden tener aquí su última actividad a comienzos de junio.
La Bakuninhütte de una Alemania a otra
El refugio Bakunin es concedido primero a las SS, después al Partido Nazi de Múnich en 1935 y, al final, vendido a un particular en 1938. Fritz Scherer, el último guarda, afortunadamente consigue salvar el Hüttenbuch. Tras la guerra, Turingia se encuentra en la zona ocupada por los soviéticos y la Bakuninhütte pasa por diferentes oficinas de la administración de la República Democrática Alemana; en 1970 es destinada a centro de adiestramiento de una sección de la policía de Meiningen.
En 1989 es adquirida por la oficina de patrimonio de la República Federal Alemana. A comienzos de los años 90 fracasan los primeros intentos para recuperar el refugio. Desde 1996 es completamente abandonado. En 2004 numerosos activistas presentan una oferta de adquisición a la oficina patrimonial de Suhl y en 2005 se compra la Bakuninhütte. Al año siguiente se crea la asociación Wanderein Bakuninhütte, pero las dificultades todavía no han acabado, porque se prohíbe el acceso al edificio y su utilización.
Durante ese tiempo se organizan algunas iniciativas en torno al Refugio Bakunin. En abril de 2011 cesa la prohibición de acceder al refugio y es jurídicamente posible iniciar su recuperación. La campaña de financiación lanzada en 2012 consigue 7.000 euros, que se utilizan para arreglar el edificio, gravemente dañado en el curso de los años. Tratándose del único testimonio anarcosindicalista en Alemania en la forma de edificio, el objetivo es hacer de la Bakuninhütte no un rígido testimonio del pasado sino un monumento vital y dinámico, capaz de ayudar a la comprensión de la Historia, de albergar eventos culturales y volver a ser un lugar de parada para los excursionistas.
La Bakuninhütte parece volver nuevamente a la actividad: un lugar donde pasear y crecer juntos, construido de la nada gracias al trabajo cotidiano de activistas de base, la Bakuninhütte vive todavía y, con ella, la figura de la que toma el nombre. En otro tiempo, en 1932, en las páginas de Der Syndikalist, apareció este llamamiento: "El Refugio Bakunin debe ser y será en breve ¡un duradero testimonio de la solidaridad y de la creatividad de nuestro movimiento!"
David Bernardini
Publicado en el Periódico Anarquista Tierra y Libertad, Junio de 2015
Tags: Bakunin • historia • Bakuninhütte • refugio • libertario

http://www.portaloaca.com/historia/historia-libertaria/10557-la-bakuninhuette-un-refugio-libertario.html

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La historia de Simón Radowitzky, uno de los líderes del movimiento obrero, un joven de origen ruso anarquista que, a principios del siglo XX, se enfrentará contra las fuerzas policiales de la República Argentina.https://www.youtube.com/watch…

Isaac Puente: nuestro más ilustre desaparecido

Isaac Puente: nuestro más ilustre desaparecido

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Este médico anarquista de Maeztu lleva 79 años en alguna cuneta tras ser fusilado. No es el único. Aún existen fosas comunes sin investigar en Álava y en territorios próximos.
Le han puesto calle a Isaac Puente en los nuevos barrios del Este. Vitoria fija su nombre al de la ciudad y rescata del olvido a un gran hombre, un pensador, un salvavidas, un médico. Pero seguimos con una asignatura pendiente: buscar sus restos en alguna cuneta. Isaac Puente es el más ilustre de los desaparecidos en Álava en la Guerra Civil al que no se puede hacer el último homenaje debido. Se han cumplido 79 años. No es el único. Aun existen fosas comunes sin investigar en Álava y en territorios próximos. Los historiadores barajan actualmente para Álava una cifra entre 200 y 350 fusilados por el régimen franquista durante el conflicto bélico y en los siguientes años. Una cifra que coloca al territorio en la cola de la represión, pero que no deja de ser apabullante.
Isaac Puente Amestoy nació el 3 de junio de 1896 en Las Carreras (pedanía de Abanto y Ciérvana) fue el tercero de seis hermanos. Su padre Lucas Puente García, nacido en Bustasur (Cantabria), fue oficial en el ejército carlista y al ser derrotado se exilió en 1876 a Francia. La madre, Josefa Amestoy Hermoso de Mendoza, era natural de Lanciego. Cuando Isaac contaba 15 años la familia se trasladó a Vitoria donde ejercieron de farmacéuticos en la farmacia de la Cuesta de San Francisco, que todavía existe, tanto su padre (Lucas) como su hermano mayor (Federico).
Isaac Puente estudió como alumno externo los cuatro primeros años de bachillerato en el colegio de los Jesuitas de Orduña residiendo en casa de su padrino, el notario Isaac Uriarte. Finalizó los dos años de bachiller en el Instituto de Vitoria. En 1913 estudió primero de medicina en Santiago de Compostela, finalizando la carrera en 1918 en Valladolid. Tras realizar el servicio militar, empezó a ejercer como médico rural en Cirueña (La Rioja) obteniendo en 1919 la plaza de médico titular del partido de Maestu, con sus 20 pueblos de la Montaña Alavesa, donde ejerció 17 años, el resto de su vida. El 12 de mayo de 1919 casó con Luisa García de Andoin, con la que tuvo dos hijas, Emeria y Araceli.
Desde 1930 se desarrolló su mayor actividad política al ser nombrado diputado provincial de Álava, por ser elegido representante del Colegio de Médicos de Álava. Fue detenido y encarcelado en tres ocasiones: en Maestu (el 16 de abril de 1932) durante un mes, en Zaragoza (el 16 de diciembre de 1933) durante 5 meses, y en su casa de Maeztu (el 28 de julio de 1936) siendo fusilado el 1 de septiembre de 1936.
Defendía puntos de vista maltusianos y naturistas y era un defensor de la eugenesia -desde un punto de vista de aumento de la higiene, el fin de la prostitución y estaba a favor del feminismo. Colaboró en prensa como divulgador de cuestiones de salud y sexualidad en revistas como Iniciales, Generación Consciente o Estudios con el seudónimo Un médico rural. Su panfleto más conocido e influyente fue El comunismo libertario, publicado en 1933, que inspiró la resolución final del congreso de Zaragoza de la CNT en mayo de 1936.
Personaje de gran influencia en su tiempo, sobre todo en los círculos anarquistas y médicos, su asesinato fue condenado por múltiples personalidades de la época. En Maestu se le recuerda con un gran cariño por la humanidad con la que ejerció de médico. Dio nombre al batallón Isaac Puente, formado en septiembre de 1936, siendo el batallón nº 3 de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y nº 11 del Eusko Gudarostea.
Cerca de Pancorbo
Los restos del cuerpo del médico de Maeztu siguen tirados en alguna fosa común próxima a Pancorbo. O al menos esa es la hipótesis más probable sobre su paradero. Los intentos de la familia por encontrar su rastro han sido infructuosos. Se llegaron a exhumar restos de un fusilado en Pangua (Treviño) que podía ser él. Pero el ADN se encargó de frustrar esa esperanza en 2005.
Impresionado por la figura de este médico rural, que teorizó sobre la salud y el naturismo adelantándose a su tiempo, el vecino de Maeztu , Francisco Fernández de Mendiola, escribió la biografía más completa sobre Puente.«Desde que tengo uso de razón he oído hablar en mi casa de este hombre que fue médico del pueblo y de la Montaña Alavesa entre 1919 y 1936. Y me fascinó. Todavía hay ancianos que le recuerdan como un gran médico, entrañable y cercano, que hacía curaciones asombrosas y que siempre estaba al lado de los más desprotegidos. Pero de su faceta divulgativa y política se conocía muy poco. Porque aquí sólo era ¡el médico!».
Sin embargo, su compromiso con el anarquismo sí era conocido por los generales sublevados contra la República. Su muerte en septiembre de 1936 está ligada a la llegada a Vitoria de Millán Astray, el general fundador de la Legión que fue encargado de la propaganda franquista y que pasó también por Maestu dejando una huella imborrable.
Hay una frase recogida en el libro por Fernández de Mendiola que resume las dos grandes preocupaciones del intelectual. «La salud como la libertad, ha de conseguirla cada cual». En realidad fue un pionero del naturismo que se oponía al concepto de medicalización de la vida, y prefería la prevención frente al uso de fármacos. «También fue un precursor y defensor del aborto terapéutico y estableció una consulta gratuita para los trabajadores desde su casa». Llegó a ser diputado dentro de la institución foral alavesa, pero su figura se agranda dentro del anarquismo ibérico. Se le considera uno de los autores más influyentes durante los años de la Segunda República a causa de su conocido folleto «El comunismo libertario», que inspiró la resolución final del congreso de Zaragoza de la CNT en mayo de 1936.
El libro de Fernández de Mendiola, editado por Txalaparta, está dividido en seis capítulos. El primero recoge los aspectos biográficos de su vida, su paso por la junta del colegio oficial de médicos de Álava, su breve estancia en la Diputación y sus problemas con la legalidad republicana que lo llevaron a ser encarcelado hasta en cinco ocasiones. El segundo capítulo analiza el entorno local, su compromiso con los jóvenes de Maeztu, algunos de los cuáles murieron como él. Antonio Rivera expone en el tercero su visión sobre el papel teórico jugado por Puente en la formulación de una vía revolucionaria de los anarquistas. El cuarto capítulo es otra colaboración del facultativo José Vicente Martí, que estudia las aportaciones de Puente a la medicina y a la salud.

Contra el antifeminismo en el movimiento obrero - Errico Malatesta


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El presente artículo fue publicado originalmente por Errico Malatesta en el periódico anarquista de Milán, “Umanitá Nova”, alrededor de los años 20 del siglo pasado. El texto figura originalmente con el nombre “Lucha Económica y Solidaridad” y ha sido tomado del libro “Enrique Malatesta, Páginas De Lucha Cotidiana”, obra  rescatada de los armarios de la utopía por @rebeldealegre (Nota de N&A).
http://www.portaloaca.com/images/stories/historia/005/malatesta02.jpgRecibimos de Génova una carta que demuestra una vez más cómo la lucha económica si no está inspirada por un alto ideal de solidaridad humana y queda confinada a los límites de los intereses actuales e inmediatos de los trabajadores, no sólo no puede conducir a la emancipación definitiva, sino que tiende por el contrario, a crear antagonismos y luchas entre trabajadores y trabajadores a entero beneficio de la conservación del orden burgués.
Son los empleados telegráficos genoveses, quienes reclaman la exclusión de las mujeres de las oficinas de expedición. Ellos protestan contra el hecho de que “se tenga en las oficinas a tantas señoritas que trabajan solamente para comprarse perfumes, polvos, medias de seda, mientras que a tantos millares de desmovilizados, después de haber combatido por el bien y la grandeza de las carteras de sus señores, se les arrebata el puesto que les sería necesario para matar el hambre de sus hijos”. Y en su artículo dicen:
Sí. ¡fuera las mujeres!
¿La razón? Ante todo, las mujeres en la administración no son todas obreras. Hay muchas mujeres en otras categorías de empleos (mucho más alto) que de la palabra proletariado tienen un sacro horror y que en las agitaciones fueron siempre las que traicionaron la causa o las que comprometieron seriamente el éxito final: los telefonistas y los bancarios tienen la palabra a este respecto. Considérese que las mujeres en las oficinas no representan ninguna unidad activa, sino ciertamente un elemento de continua discordia, con consideraciones distintas para uno y otro sexo. Hágase un plebiscito entre todos los que están condenados a trabajar con elemento femenino y el “Avanti!” se convencerá, como también todos los socialistas, que hay una adversión justificadísima hacia esa mano de obra que no sirve más que de competencia al hombre y de elemento facilísimo a la defección y por esto tenido para contrabalancear los movimientos que se pueden verificar en la clase proletaria.
Una empleada no podrá ser nunca una buena madre de familia: o una cosa o la otra; no se puede estar en dos puestos.
Téngase en cuenta que la mujer por sus especiales condiciones físicas no puede ser empleada en servicios pesados, nocturnos o de gran responsabilidad (telégrafo, ferrocarriles, etc.). De aquí el mal humos de la otra parte obligada a servir de tapadera a cubrir las deficiencias de este personal.
Pues, al hogar las mujeres a educar mejor a sus hijos y póngase en su puesto a toda esa juventud desocupada que diariamente es rechazada. ¿Por qué se prefiere la hermana al hermano? ¿Es propiamente caballerosidad?!! ¿Es ideal socialista? ¡No! Nosotros no lo creemos porque la mujer pulula precisamente en los grandes institutos burgueses y en las oficinas del Estado, donde es tenida como material para contraponer a nuestras sagradas reivindicaciones y no sólo por ello sino sobre todo porque tiene la sonrisa más simpática y la condescendencia más fácil que el sexo masculino.
No hablemos del rendimiento que pueden dar: ellas están enfermas las más veces por los naturales trastornos a que se ven sujetas las mujeres y especialmente cuando están en cinta ya no aparecen por seis meses”.
Dejando aparte las consideraciones de orden fisiológico y social sobre la productividad y la misión social de la mujer que nos llevarían a una discusión que no cabe en este artículo, ¿quién podría negar razón a gente que tiene hambre, que ve languidecer a sus hijitos y cuya sola esperanza de ocuparse es la de hacer echar a otro del puesto que ocupa si con envidia y rabia compara su posición desgraciada con la de trabajadores (o trabajadoras) más afortunados y procura, aunque sea también con argumentos que sirven a los patrones, hacerlos echar con el fin de sustituirlos?
Pero entonces no dejan tampoco de tener razón aquellos desventurados que por una u otra causa no consiguen jamás quitarse el hambre sino cuando hay huelga y pueden por poco tiempo hacer de crumiros.
No dejan de tener razón los obreros de un país cuando se oponen a la entrada y a la ocupación de los extranjeros.
No dejan de tener razón los obreros hábiles cuando procuran reducir a monopolio su oficio y no quieren aprendices, no quieren mujeres, no quieren compañeros que no sean de su corporación, etc.
No deja de tener razón la ama de llaves cuando maldice a los ferroviarios, si por culpa de una huelga de éstos debe pagar las patatas más caro que de costumbre.
No dejan de tener razón todos los que miran a las necesidades urgentes, a los daños y a las ventajas inmediatas y que por esto traicionan la causa general, la causa del porvenir.
Y no dejan de tener razón tampoco aquellos que, tímidos, perezosos o satisfechos, se la toman con los revolucionarios que trastornan su tranquilidad.
Y nosotros no negamos razón a ninguno de éstos.
Nosotros comprendemos a los empleados telegráficos cuando envidian las medias de seda de las señoritas, pero comprendemos también a la señorita que no quiere quedar más en casa para hacer de sirvienta al señor macho, que tal vez vuelve borracho a casa y la apalea.
Comprendemos al huelguista que golpea con santa razón al crumiro (¡pero cuanto mejor haría golpeando al patrón!), pero comprenderíamos igualmente al desagraciado que pudiese decir a los huelguistas: vosotros no os ocupábais de mí cuando me moría de hambre, vosotros no pensábais en dividir el trabajo conmigo cuando estaba desocupado; hoy yo no me cuido de ayudaros a vencer una huelga cuyo resultado será para mí un agravamiento de mi miseria.
La verdad es que en una sociedad como esta que sufrimos, fundada sobre el egoísmo individual, sobre la lucha de cada uno contra todos y de todos contra cada uno, no es cierto, en tanto nos quedemos dentro de los límites de la moral y del orden burgués, que los intereses de los trabajadores sean solidarios, no es cierto que la lucha por la vida sea naturalmente una lucha de clases.
Los intereses de los trabajadores se vuelven solidarios cuando ellos aprenden a amarse entre sí y quieren estar todos bien: la lucha de cada uno para sí se vuelve lucha de clase cuando una moral superior, un ideal de justicia y una mayor comprensión de las ventajas que la solidaridad puede procurar a cada individuo viene a fraternizar a todos aquellos que se encuentran en una posición análoga.
Naturalmente, en régimen individualista, en régimen de competencia, el bien de uno está hecho del mal de los demás. Si una categoría de trabajadores mejora de condición los precios de sus productos aumentan y todos aquellos que no pertenecen a su categoría se ven perjudicados. Si los obreros ocupados consiguen impedir que sean licenciados por los patrones y se convierten así en algo parecido a propietarios de sus puestos los desocupados ven disminuidas las probabilidades de empleo. Si por nuevas invenciones, o por el cambio de las modas, o por otras razones, un oficio decae y desaparece unos serán perjudicados y otros favorecidos; si un artículo viene del exterior y se vende a un precio inferior al que cuesta producirlo en el país los consumidores ganan, pero los que fabrican este artículo se ven en la ruina. Y en general todo nuevo descubrimiento, todo progreso en los métodos de producción, aunque en el porvenir pueda llegar a ser aprovechado por todos, comienza siempre por producir un desarreglo de intereses que se traduce siempre en sufrimientos humanos.
Ciertamente tienen razón los telegrafistas de Génova. En el trabajo y en las recompensas se debiera tener en cuenta las necesidades y ocupar con preferencia a quienes más necesitan de una ocupación; pagar más a quienes tienen más personas, hijos, ancianos padres o parientes inhabilitados que mantener; dar los trabajos más livianos a los más débiles, los más fáciles a los menos dotados, proporcionando la compensación no a la productividad sino a las necesidades de los trabajadores.
Pero esta es moral que no podrá encontrar su aplicación más que en una sociedad comunista — comunista más en el espíritu que en las formas concretas de organización.
Y es por esto que nosotros, persuadidos de que los antagonismos entre hombre y hombre no podrán superarse sino transformando completamente el sistema social y aboliendo la posibilidad de explotación del trabajo ajeno, nos interesamos mediocremente en las luchas gremiales, en las luchas económicas cuando ellas no se elevan a cuestiones de reivindicaciones de orden moral y de intereses generales.
Tiene razón cada uno en defender su pan cotidiano y en procurar hacerlo lo menos escaso posible; tiene razón cada uno en querer comer y estar lo mejor posible desde ahora, sin esperar la revolución; pero nosotros que no representamos intereses particulares de individuos o de gremios nos ocupamos con preferencia de las agitaciones, de los movimientos que tienden a extender el sentimiento de solidaridad y a preparar la revolución.
Francamente: los empleados telegráficos que hacen antifeminismo porque el antifeminismo conviene a sus intereses no nos resultan simpáticos.
Admiramos, en cambio, a aquellos trabajadores que saben unir a la lucha por sus intereses actuales e inmediatos la lucha por intereses generales y la lucha por razones ideales.
Así los ferroviarios y los trabajadores del mar que, con riesgo propio se rehúsan a transportar hombres y elementos que sirven a fines liberticidas; así aquellos trabajadores de los campos o de las fábricas que por medio de propias oficinas de colocación y de la limitación de la jornada de trabajo intentan hacer participar a todos en el trabajo disponible; así aquellos trabajadores que, como hoy los mineros ingleses, mientras exigen e imponen a los patrones aumentos que sean tomados de la ganancia patronal y no sean descargados sobre las espaldas de los consumidores; así todos aquellos obreros que se rehúsan o se rehusaran a hacer trabajos nocivos, a fabricar casas que se desmoronan para desgracia de los pobres y sólidas prisiones y cuarteles en provecho del gobierno, a adulterar sustancias alimenticias, a imprimir mentiras contra sí mismos y sus amigos, etc., etc.
Todo esto sirve para elevar la consciencia de los trabajadores y para preparar la revolución moral y material que debe iniciar el mundo nuevo.
Las luchas, en cambio, inspiradas en mezquinos intereses y combatidas con medios mezquinos son dañosas a la preparación revolucionaria y ni siquiera sirven después, en la práctica, para resolver las cuestiones inmediatas.
Los empleados telegráficos no lograrán hacer expulsar a las mujeres, como los carreros no lograrían eliminar los camiones o los ferrocarriles. Podrían lograr, en cambio, hacer emplear a los desocupados si recurrieran, solidarizándose con todos los trabajadores rebeldes, a medios enérgicos, capaces de preocupar seriamente al gobierno.
Errico Malatesta 
Fuente: http://noticiasyanarquia.blogspot.com.es/2015/05/contra-el-antifeminismo-en-el.html
http://www.portaloaca.com/pensamiento-libertario/textos-sobre-anarquismo/10480-contra-el-antifeminismo-en-el-movimiento-obrero-errico-malatesta.html